1.12.2008

mi sueño

Era curioso, en mi sueño sentía menos miedo que en la realidad. Y a medida que pasaban los años, el miedo se convertía en fascinación. Con esa mirada absorta que uno suele tener por debajo de los parpados cuando duerme, yo asistía como hipnotizada a la cíclica escena, a veces soñando otro sueño cualquiera yo tenia una oscuro conciencia de que hubiera preferido soñar mis propias acciones, y una noche vinieron por ultima vez, formaron su filase balancearon contra mi, guardaron silencio y como de costumbre se esfumaron. Durante muchos años dormí con esa inevitable desazón con una casi enfermiza sensación de espera, a veces me dormía decidida a encontrarlos pero solo conseguía crear el caos y en raras ocasiones sentir las palpitaciones de mi antiguo miedo. Solo eso. Después fui perdiendo aun esa esperanza y llegue insensiblemente a la época en que empecé a contar a los extraños el fácil argumento de mi sueño, también llegue a olvidarlo. Hasta anoche. Anoche cuando estaba en el centro mismo de un sueño mas vulgar que pecaminoso todas las imágenes se borraron y apareció el miedo y en medio de ese miedo todos los individuos aquellos. Se que me sentí infinitamente feliz y asustada. Todavía ahora, si me esfuerzo un poco podría reconstruir algo de aquella emoción. Los individuos. Los indeformables. Eternos, inocuos de mi infancia se balancearon otra vez y de pronto hicieron algo totalmente imprevisto, por primera vez se dieron vuelta, solo por un momento, y todos ellos tenían tu rostro.

Inesperadamente todos se esfumaron y quedó uno solo, el que estaba frente a mí, me dolió la cabeza cuando decidí mirarlo a los ojos, era lo menos que podía hacer. No, el no estaba asustado, simplemente sacudió los brazos y los entrelazo en mi espalda, la calma era sutil, suficiente. Deseable, fue reciproco y al unísono soltar la voz y decirnos que a esta altura ninguno de nosotros tenia remedio.

No se que tendrá su cara que siempre invita a la confidencia, me mira, me sonríe, hasta a veces llega a las muecas, después se dedica abrir su corazón y yo lo escucho contra todo mi ruido y trato de entenderlo contra todo mi rencor, y es que ciertamente logro entender que la física no nos miente,...

los iones del mismo signo se repelen.

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